2019

Un viaje por las traducciones españolas de los libros de viaje científicos: el caso de The Malay Archipelago, de A. R. Wallace (1)
Mª del Mar Verdejo Segura
Departamento de Filología Inglesa, Francesa y Alemana
Universidad de Málaga

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Recibido: 5 septiembre 2019
Aceptado: 10 noviembre 2019


Introducción

Que tengamos constancia, The Malay Archipelago (1869) fue, en versión extractada, la primera obra traducida al castellano de Alfred Russel Wallace (Gales, 1823-Inglaterra, 1913), coautor de la teoría de la evolución y uno de los más destacados naturalistas del siglo XIX.(2) Se trata de una de los pocos textos del autor británico que ha merecido la atención de los editores españoles, interés que juzgamos previsible, si tenemos en cuenta la popularidad que la obra ya alcanzó en vida del autor. En su país de origen, el texto fue muy bien acogido por el público británico (se publicarían hasta diez ediciones con varias tiradas cada una (Fonfría 2003, 176)), y logró cosechar excelentes reseñas. Slotten (2004, 267) apunta al respecto «With few exceptions, the Malay Archipelago was praised in every professional journal and in the popular press». Joseph Conrad, lo consideraba su «favourite bedside companion» (ibid.). Gozó también de una gran recepción fuera del Reino Unido. Prueba de ello es la celeridad con que la obra se tradujo. Fue vertida al alemán (1869), holandés (1870-1871), francés (por entregas 1870-1873; 1880) y ruso (1872). En nuestro país, la primera recepción del texto del británico en nuestra lengua data de 1878, es decir, aconteció con posterioridad a aquellas otras que acabamos de mencionar. Este dato, que a priori puede parecer algo irrelevante, resulta de interés para un estudio traductológico si tenemos en cuenta que en España, y en esta época en concreto, cuando el texto de partida estaba redactado en inglés, era práctica habitual recurrir a versiones de la obra realizadas en otras lenguas, sobre todo, en francés. De hecho, podemos anticipar sin riesgo a errar, que la primera traslación de la obra de Wallace a nuestro idioma es resultante de este hábito traslativo. Ello, como se puede esperar, e ilustraremos más adelante, incide sustancialmente en la presentación y redacción de la obra en nuestro idioma, las cuales, en ocasiones, distan mucho del original.

Salvando esta traducción reducida de la obra, en nuestro país, a lo largo del siglo XIX apenas se pueden encontrar muestras de interés por la misma o por su autor si atendemos a los registros de los catálogos de las principales bibliotecas de nuestro país.(3) La primera mención, reseñable son, a nuestro entender las diez páginas escritas por el ingeniero y divulgador científico Emilio Huelin en la revista Cronicón científico popular (también conocida con el nombre Historia de ciencias e industrias coetáneas y de sus últimos progresos). En ellas, el científico español, centrando su atención en la obra que nos ocupa, The Malay archipelago (2ª edición) y en Contributions to the Theory of Natural Selection (3ª edición) ensalza la labor científica de Wallace, que constituyó, en su opinión, un gran avance para la ciencia. Leemos: «Así Wallace, por ejemplo, ha investigado si la distribución geografica de los séres existentes, puede armonizarse con las nuevas ideas sobre el origen de las especies, y cómo la naturaleza actual se encadena con la de épocas geológicas» (Huelin 1872, 344).

Otra notable excepción al mutismo existente durante el siglo XIX sobre su figura como naturalista o su labor científica la encontramos en La Revista contemporánea (1876, tomo V, 242), en la sección «Crónica de la literatura inglesa y Norteamericana», donde podemos leer:

No hay ciertamente en el mundo culto una persona de alguna instrucción que ignore el nombre y la importancia científica de Alfredo Wallace, el célebre naturalista que comparte con Darwin la fama de haber revelado la ley de la evolución como clave de la espinosísima cuestión del origen de las especies.

Sabido es también cuánto importa en este grave y difícil asunto el estudio de la distribución geográfica de los animales y las plantas. Mr. Wallace ha publicado un importantísimo libro sobre esta materia de útiles investigaciones, y con decir el nombre del autor, sobran sin duda todos los encarecimientos.

(I). The Geographical distribution of Animals with a Study of the Relations of Living and Extinct Faunas as Elucidating the past Changes of the Earth's Surface. By Alfred Russel Wallace, 2 vol. London. Macmillan and Co., 1876.

Llama la atención que la mayor parte de las escasas referencias al autor halladas en las mencionadas fuentes aluden al autor británico como partidario de la nacionalización del suelo, o como adalid de la doctrina espiritista. En relación a este último apunte hemos de señalar, no sin cierta sorpresa, que la obra del autor que tuvo un mayor alcance fue On Miracles and Modern Spiritualism (1876) (Defensa del espiritismo, 1891), ya que además de ser traducida fue objeto de atención y difusión por parte de los defensores de la doctrina.

A lo largo el siglo XX, se constata una situación similar en lo que respecta al interés por el autor y por su producción científica. Frente a lo que pueda pensarse hoy en día, y dado el incuestionable y reconocido mérito del autor como científico, son pocas, tal y como señala Bellés (2013, 4) en un artículo en conmemoración del centenario del fallecimiento del autor, las publicaciones que en nuestra lengua se pueden encontrar del británico o sobre sus obras: «Nuestro país ofrece un buen ejemplo del olvido sufrido por Alfred Wallace, como lo muestran, por ejemplo, los libros de él o acerca de él que se han publicado en España». En relación con los primeros, y dejando a un margen el texto que nos ocupa, que se vuelve a editar en varias ocasiones, los títulos del científico británico traducidos a nuestro idioma son: Defensa del espiritismo (1891), antes mencionado, El mundo de la vida, consideración como manifestación de un poder creador, una inteligencia directiva y de un propósito final, que se publicó en nuestro país en 1914, sólo un año después de la edición original, y el manuscrito de Ternate, que es el texto de Wallace publicado, según nos informa Bellés (2013), en mayor número de ocasiones. La primera de ellas data de 1999. Respecto a los segundos, los libros acerca del autor, Bellés destaca una biografía escrita por Fonfría (2003), la cual incluye una traducción completa del manuscrito de Ternate de Wallace.

Esta parquedad de estudios sobre «uno de los hombres más altos en la ciencia contemporánea», empleando palabras de Ramón Pérez de Ayala (1914, 9) se hace también patente en el ámbito de los Estudios de Traducción. Es por ello que abordamos el examen de esta obra adoptando un enfoque traductológico, esperando así poder aportar datos que faciliten al lector español el conocimiento tanto de la obra objeto de nuestro estudio como de su autor. Con este fin procederemos a comparar las distintas traducciones editadas en nuestro país de una de las obras más reputadas del célebre científico británico A. R. Wallace, The Malay Archipelago.


Sobre la obra y su autor como escritor (4)

The Malay Archipelago es el resultado de las notas y observaciones realizadas por Wallace durante su viaje al archipiélago malayo que, como reconoció el propio autor, fue de gran transcendencia en su vida (Fonfría 2003, 163).(5) La obra, originalmente publicada en 1869 por la editorial Macmillan and Company, se presenta en dos volúmenes de 478 y 524 páginas respectivamente. En ellos el autor nos relata su viaje por Indonesia, Malasia y Papúa Nueva Guinea ofreciéndonos descripciones de animales así como descripciones etnográficas de los habitantes indígenas. Ambos volúmenes de formato en octavo, crown octavo según precisa en su introducción John van Wyhe (2015, 34), constan de 20 capítulos: el primero incluye un prólogo (vii-xv), el índice de los volúmenes I y II, una lista de las ilustraciones contenidas en el texto e instrucciones al editor; y, el segundo, un apéndice de casi cuarenta páginas de extensión, y un índice alfabético para ambos volúmenes (503-524). La obra va precedida de una dedicatoria a Charles Darwin e incluye unas pocas notas y un número significativo de ilustraciones, algunas realizadas por el propio autor.

El trabajo fue publicado, según nos informa el propio Wallace en el prólogo, seis años después de volver de su viaje por el archipiélago malayo donde había permanecido desde 1854 hasta 1862. Esta demora en su publicación, pese a lo que, a priori, podría pensarse, fue valorada por Wallace de forma muy positiva pues consideró que le permitió ofrecer al mismo tiempo el pensamiento de un viajero y las observaciones de un naturalista. Van Wyhe (2015, 34) recoge la siguiente reflexión del autor en relación a esta dilación en la publicación del libro: «this delay turned out very well, as I was thereby enabled to make my book not merely the journal of a traveller, but also a fairly complete sketch of the whole of the great Malayan Archipelago from the point of view of the philosophic naturalist».

En consecuencia, dada esa particularidad, podemos afirmar que éste es un texto que presenta cierta dificultad a la hora de catalogarla. En opinión de Tony Whitten (2011, xv) no es ni un verdadero libro de viaje ni un auténtico libro de ciencia. «the Malay Archipelago is neither pure travelogue nor a truly scientific tome». Martin Fichman (2004, 43) por su parte, también alude a esta dificultad de clasificación al describirlo: «The Malay Archipelago is at once a scientific treatise, a popularized tract on travel and discovery, and a detailed account of observations of the natural world, including the human species».

Esta peculiaridad, como no puede ser de otra manera, se refleja en lo que se cuenta y en cómo se cuenta. Tal y como señala Andrew Berry:

Wallace combined a naturalist´s enthusiasm for the plants and animals he was seeing with both the observational acuteness of the professional collector and rare writing skills. (2003, 125)

[...] Part of the charm of his travel writing is the way in which he weaves in information on the interplay between his scientific goals and his daily live (2003, 273)

En efecto, en las páginas de su obra Wallace nos facilita información, conocimiento pero a la vez nos transmite emociones y sensaciones. Así, junto a descripciones objetivas de gran valor científico el británico nos brinda juicios y opiniones personales —dos cuestiones que combina de manera ejemplar. Seleccionamos algunos fragmentos a modo de ejemplo entre los que incluimos una reflexión acerca de la civilización y los valores del mundo civilizado que es, a nuestro entender, merecedora de atención cuando se cumplen 150 años de la primera publicación de la obra:(6)

The first is the handsome Papiliomemnon, a splendid butterfly of a deep black colour, dotted over with lines and groups of scales of a clear ashy blue. Its wings are five inches in expanse, and the hind wings are rounded, with scalloped edges. This applies to the males; but the females are very different, and vary so much that they were once supposed to form several distinct species. They may be divided into two groups—those which resemble the male in shape, and those which differ entirely from him in the outline of the wings (vol. 1, 199-200).

[...] and I had the good fortune to capture one of the most magnificent insects the world contains, the great bird-winged butterfly, Ornithoptera poseidon. I trembled with excitement as I saw it coming majestically towards me, and could hardly believe I had really succeeded in my stroke till I had taken it out of the net and was gazing, lost in admiration, at the velvet black and brilliant green of its wings, seven inches across, its golden body, and crimson breast. It is true I had seen similar insects in cabinets at home, but it is quite another thing to capture such oneself –to feel it struggling between one´s fingers, and to gaze upon its fresh and living beauty, a bright gem shining out amid the silent gloom of a dark and tangled forest (vol.2, 199-200).

And if we continue to devote our chief energies to the utilizing of our knowledge of the laws of nature with the view of still further extending our commerce and our wealth, the evils which necessarily accompany these when too eagerly pursued, may increase to such gigantic dimensions as to be beyond our power to alleviate.

We should now clearly recognise the fact, that the wealth and knowledge and culture of the few do not constitute civilization, and do not of themselves advance us towards the “perfect social state”. Our vast manufacturing system, our gigantic commerce, our crowded towns and cities, support and continually renew a mass of human misery and crime absolutely greater than has ever existed before. They create and maintain in life-long labour an ever-increasing army, whose lot is the more hard to bear, by contrast with the pleasures, the comforts, and the luxury which they see everywhere around them, but which they can never hope to enjoy; and who, in this respect, are worse off than the savage in the midst of his tribe. (vol. 2, 462).

De manera concurrente el libro nos permite descubrir a un Wallace naturalista pero también a un Wallace escritor, un aspecto éste menos reseñado sobre el autor pero que no ha pasado desapercibido a algunos lectores e investigadores. Así David Quammen señala:

He was also, at times, a fine writer. The best of his literary side is on show in his 1869 classic, The Malay Archipelago, a wondrous book of travel and adventure that wears its deeper significance lightly. (Quammen 2013, 165)

But this book is not just a subtle compilation of data and argument. It is also a joyride through one of the wildest, most exotic, most remote regions of Earth that any Victorian explorer ever visited...) Wallace is a companionable narrator with a dry wit, a keen eye, an inexhaustible curiosity and not a trace of self-pity. (Quammen 2013, 166)

Fichman considera que hay dos secciones claves en la obra que nos ocupa que dejan patente la maestría y el talento literario y científico del autor. La primera remite a la búsqueda por encontrar el misterioso orangután; la segunda, a la descripción de variedades de aves del paraíso (Fichman 2004, 38). Este mencionado talento se puede palpar también en otros escritos de su producción. No hay que olvidar que el autor fue un prolífico escritor y que su producción abarca temas de muy diversa índole al margen de la ciencia, entre los que se incluyen los temas políticos y sociales (fue un destacado activista de la época) y la doctrina espiritista. James Wood, profesor del departamento de Inglés de la Universidad de Harvard, apunta en un artículo con motivo del centenario del fallecimiento del científico británico, que Wallace, al igual que otras grandes figuras de la época victoriana, fue «a great noticer» y añade que al leer su prosa uno queda sorprendido por la cantidad y cualidad de lo que el autor ve: «One is struck first when Reading his prose, by how much he sees, and how well» (Wood 2013, R1072). Llega a equipararlo con Flaubert, Stephen Crane, Tolstói y Orwell: «Like Orwell, Wallace writes a prose that registers everything, including all kinds of extremity, but which at the same time maintains a stoical control over its own emotional involvement in that extremity» (Wood 2013, R1072).

The Malay Archipelago es, por tanto un libro que, como ya hemos señalado, además de aportar datos de interés científico, y permitirnos acercarnos a un naturalista y etnógrafo, nos posibilita descubrir al Wallace escritor, faceta, a veces olvidada, pero de la que otros reputados científicos, han dado también muestras (citemos, por ejemplo a Charles Darwin o T. H. Huxley) y que merece ser tenida en cuenta. En suma, un ejemplo de literatura científica de viajes tal y como la concibe Purroy (2014), producto de «el fértil cruce entre la literatura científica y la literatura de viajes», que aconteció en el siglo XIX.


Acerca de las traducciones de las versiones en español editadas en España

a) «El Archipiélago de la Malasia. Patria del orangután y del ave del paraíso» (1878), Alfredo de Russel Wallace

La primera traducción de la obra del británico editada en nuestro país data, como hemos señalado, de 1878 y apareció bajo el título «El Archipiélago de la Malasia. Patria del orangután y del ave del paraíso» (en adelante, MyS).(7) Se trata de un extracto del texto original y forma parte de la magna obra publicada por la editorial catalana Montaner y Simón El mundo en la mano. Viaje pintoresco a las cinco partes del mundo, por los más célebres viajeros. La obra reúne los relatos de viajes de diferentes autores, está compuesta de 4 volúmenes, en folio mayor, e incorpora ilustraciones El texto se presenta en columnas, una disposición que facilita la lectura.

Esta primera versión de la obra del autor en nuestro idioma es, notoriamente, más reducida que aquella de la versión original (en adelante, VO). Ocupa 66 páginas —40 albergan texto del primer volumen— y las 26 restantes del segundo. Hay que señalar, no obstante, que el formato del texto de la versión española (31 cm) es mucho mayor que el de la versión original (20 cm); con todo, la diferencia es muy reveladora. En una primera aproximación al texto se puede comprobar con facilidad que se suprimen capítulos enteros —25 de los 40 capítulos originales— y, aquellos que no, quedan bastante, o muy mutilados —se eliminan palabras, frases, oraciones enteras, párrafos enteros e ilustraciones.(8)

De esta manera, la versión traducida al español priva al lector de información científica así como de descripciones de gran valor que impiden estimar adecuadamente grandes y visionarias reflexiones, y, por consiguiente, dificulta enormemente el poder ubicarse y disfrutar con coherencia de los acontecimientos narrados. Esta injustificable mutilación, sin embargo, es en gran medida atribuible a la existencia de una traducción previa del texto en francés ya que la misma es también una versión reducida de la obra original. Nos referimos a la publicación del texto en la revista Le Tour du monde, Nouveau Journal Des Voyages (1872).(9) Con todo, y a pesar de la más que palpable influencia de la versión gala sobre la versión en español, existen algunas diferencias de interés entre ambas con respecto a la extensión de la obra. La versión española resulta una versión aún más mutilada que la gala y, por tanto, aún más alejada del texto original del texto de Wallace. Ahora bien, la mediación de la lengua francesa no sólo es perceptible en el cercenamiento a que es sometido el texto original sino que se infiltra en todo el texto español. Así, el uso del artículo femenino en casos en que en español se emplea el masculino o la elección de ciertos vocablos son otros de los rasgos que delatan el influjo de la lengua gala.

Sirvan de ilustración de lo hasta aquí expuesto los siguientes ejemplos extraídos del primer y segundo volumen del texto original respectivamente:

The rhinoceros (Rhinoceros sumatranus) still abounds, and I continually saw its tracks and its dung, and once disturbed done feeding, which went crashing away through the jungle, only permitting me a momentary glimpse of it through the dense underwood. I obtained a tolerably perfect cranium, and a number of teeth, which were picked up by the natives.

Le rhinocéros (R. sumatranus) est encore commun; une fois j'apercus un de ces pachydermes, qui prit la fuite en écrasant les jungles sous son poids.

El rinoceronte abunda todavia; en cierta ocasion, vi uno de estos paquidermos, que huyo de nosotros, aplastando las plantas bajo su peso.

Another curious animal, which I had met with in Singapore and in Borneo, but which was more abundant here, is the Galeopithecus, or flying lemur. This creature has abroad membrane extending all round its body to the extremities of the toes, and to the point of the rather long tail. This enables it to pass obliquely through the air form one tree to another. (Vol. 1, 210)

Le Galéopithèque ou lémure volant est beaucoup moins rare à Sumatra qu´à Singapore et à Bornéo. Une large membrane s’étalant tout autour de son corps jusqu'à l’extrémité des orteils et la pointe d’une queue assez longue permettent à ce singulier animal de sauter obliquement d'un arbre à un autre. (232)

El galeopiteco o lemurido volador es mucho menos raro en Sumatra que en Singapore y en Borneo.

Merced a una ancha membrana que rodea todo el cuerpo de este animal puede saltar. (878)

An old Bugishadji regularly takes an evening troll in all the dignity of flowing Green silk robe and gay turban. (Vol. 2, 213-214)

Un vieux hadji (pèlerin de la Mekke) fait tous les soirs sa promenade hygiénique dans toute la majesté de son ample robe de soie verte et de son turban de satin. (190)

Un viejo Hadji (peregrino de la Meca) da todas las tardes su paseo higiénico, pavoneándose con su holgada túnica de seda verde y su turbante de cachemira. (900)

Para finalizar esta presentación de la primera versión en español, otro dato a destacar es que la traducción del texto aparece sin firma. No obstante, y pese a esta ausencia de autoría, se puede conjeturar que su realización fue ejecutada por una figura de prestigio si atendemos a estas palabras de Laura Bellver en su estudio de la editorial y teniendo en cuenta el tipo de libro que alberga el texto de Wallace:

Entre los traductores, también los había de primera y de segunda. No se buscaba con el mismo celo ni se les pagaba las mismas cantidades a los que traducían grandes obras de literatura universal, que incluso podían llegar a cobrar más que propio autor original, como a los que se dedicaban a los textos de consumo masivo. (2016, 38)

A la vista de la traslación parece evidente que estamos ante un traductor con formación científica, o al menos, conocedor de la terminología científica por el dominio que manifiesta de los nombres de plantas y animales. Se da el caso de que en alguna ocasión el escritor británico omite (¿por despiste?) el nombre científico y sólo apunta el común mientras que el traductor, en contra, sólo ofrece el nombre científico y omite el común: WAL cock-of-the-rock (44) = rupicola crocea (854). Con todo, tampoco se puede descartar taxativamente que el traductor responda a una persona muy concienzuda y esmerada que realizara una ingente labor de documentación.(10)

b) Viaje al Archipiélago Malayo (1944), Alfredo de Russel Wallace

La siguiente traducción de la obra publicada en nuestro país fue presentada casi sesenta años después por la editorial Espasa-Calpe dentro de la colección Austral, su primera colección de bolsillo, con el título Viaje al Archipiélago Malayo y con una extensión de 152 páginas. Nos referimos a la segunda edición de la obra publicada por esta editorial ya que la primera edición en castellano fue editada en 1942 en Buenos Aires. La traducción aparece firmada por C. Zubizarreta,(11) «pero no se trata de una traducción íntegra del libro de Wallace, sino de una versión amable pero muy resumida del mismo, y sin ilustraciones» (Bellés 2013, 5). Dicha versión, añade Xavier Bellés, fue publicada sin introducción alguna que advirtiese de esas circunstancias y no es hasta ediciones muy posteriores (Madrid, 2005) en que se incluyen unas palabras preliminares de Nicolás Casariego (p. 5).(12)

Esta versión es prácticamente un calco de la publicada en El Mundo en la mano (MyS), referida anteriormente. Al cotejar ambas versiones se puede colegir fácilmente que el traductor de la versión de Austral (en adelante, AUS) conocía la versión del texto anteriormente publicada en nuestra lengua. Se reproduce el mismo contenido casi de forma literal —el contenido de las notas, sin embargo, cambia. Apenas se pueden observar diferencias destacadas en la redacción de ambos textos (salvo que se actualiza el texto en el uso de los acentos, puntualmente se opta por una alternativa distinta en la elección de algunos términos y/o pequeñas modificaciones en el orden presentación de los elementos de una oración en contados ejemplos). Dicho de otro modo, se pueden encontrar un número más que significativo de, empleando las palabras de Ruiz Casanova (2017), «felices coincidencias», lo cual prueba, según explica este autor, «o que el nuevo traductor nada nuevo tiene que aportar, por incapacidad propia, o que la pretendidamente nueva traducción quizá no sea necesaria, o no sea él quien esté llamado a escribirla». Podemos decir que Zubizarreta copia la traducción. El hecho de que la primera hubiera aparecido sin firma pudo contribuir a su «ilegítima apropiación». He aquí algunos ejemplos; los primeros pertenecen a la edición de MyS, los segundos a la de AUS:

Montaner y Simón

Austral

¿Cómo podria vivir seis meses un hijo del Celeste imperio sin regalarse el paladar con algunas lonjas de jamon? Véndense bananas en puestos ambulantes, y todas las mañanas recorren las calles dos muchachos pregonando sus golosinas. (900)

¿Cómo podría vivir seis meses un hijo del Celeste Imperio sin regalarse el paladar con algunas lonchas de jamón? Se venden bananas en puestos ambulantes, y todas las mañanas, dos muchachos recorren las calles pregonando sus golosinas. (119)

... cuya significacion primitiva se ha perdido hoy enteramente... (901)

... cuya significacion primitiva se ha perdido hoy por completo... (119)

Cierto dia vi á la claridad del crepúsculo á uno de estos animales subiendo á un árbol... (878)

A la claridad del crepúsculo vi cierto día a uno de estos animales trepar a un árbol... (68)

Ciertamente, la única diferencia notable entre ambas versiones se manifiesta en el uso de las notas del traductor. El traductor elimina una extensa primera nota que ensalza a Wallace como científico, y que también se incluía en la versión gala, aunque aquí, más extendida. Por otra parte, mantiene una que define el término kling (y que de forma más extensa también aparece en la versión en francés) y añade tres para definir o ampliar la definición de un vocablo: culí (10), agar-agar (12) y bungalow (21).

c) Viaje al archipiélago malayo (1984-1986), Alfred Russel Wallace

Con posterioridad y ya en la década de los ochenta del pasado siglo, Laertes (en adelante, LAE), editorial independiente fundada en 1975, ofrece una nueva traducción de la obra del británico dentro de la colección Nan-Shan, dedicada a recoger algunas de las novelas más importantes del género de literatura de viajes. La traducción del texto ofrecida por esta editorial es obra de las traductoras Marta Pérez, María José Ania y Francisca Trepat y está dispuesta en cuatro volúmenes (formato libro de bolsillo) que se publicaron entre 1984 y 1986 con los siguientes títulos (indicamos también el número de páginas de cada volumen):

1984. Viaje al archipiélago malayo, I: Las islas indomalayas (167 pp.)

1985. Viaje al archipiélago malayo, II-III, II: Timor y III: Célebes (145 pp.)

1986. Viaje al archipiélago malayo, IV: Molucas (149 pp.)

1986: Viaje al archipiélago malayo, V: Papuasia (203 pp.)

Siendo esta edición, con diferencia, la mejor de las propuestas, no queda, sin embargo, exenta de alguna observación adversa. Así, sorprende apreciar, a la vez que resulta difícil de justificar, que, aunque no es en modo alguno un procedimiento de actuación generalizado, algunos capítulos contienen numerosas omisiones (tales son los casos del capítulo IV «Borneo. El Orangután», el capítulo VIII «Sumatra» o el capítulo XV «Célebes (Macasar, septiembre a noviembre, 1856)». A este respecto, resulta muy sorprendente descubrir la similitud existente entre las omisiones detectadas en esta edición de la obra y aquellas otras efectuadas en la edición anteriormente referida de Austral, la cual, a su vez, es una transcripción casi literal de la primera traducción del texto editada en 1878. No obstante, la mayor parte de los capítulos son una reproducción integra de la versión original pudiéndose observar tan sólo pequeñas diferencias en la segmentación de párrafos o pequeños ajustes. Por otra parte, es de justicia subrayar que es la única edición de las publicadas en nuestro país que incluye la reproducción de las ilustraciones de la primera edición inglesa de 1869.

Ofrecemos, a continuación, algunos detalles más de las omisiones en los capítulos referidos:

Capítulo IV: «Borneo». Las mismas omisiones que en la editorial Austral (algunas ocupan más de una página, así se omiten las pp. 69-72 y 96-100 de la VO a partir del párrafo que empieza: «I will now say a few words as to...»). Entre las omisiones encontramos una nota a pie de página en la p. 72: «1. Charles Allen, an English lad of sixteen, accompanied me as an assistant». En referencia al asistente, Charles Allen, en la VO encontramos dos formas para referirse a él: «Charles» y «Charley». En LAE sólo «Carlos».

Capítulo VIII. «Sumatra». Se reproduce la versión de Austral, pero se incorporan las ilustraciones del original. Se corrige una errata: VO «In three days» (94); AUS «A los dos días de marcha» (63); LAE «A los tres días de marcha» (143).

Capítulo XV. «Célebes (Macasar, septiembre a noviembre, 1856)». Este capítulo, salvando los párrafos iniciales y finales que transcriben con fidelidad la VO, es, con algunas diferencias una reproducción de la versión 1878. Los siguientes capítulos XVI y XVII, en cambio, no presentan ninguna omisión con respecto al texto original.

Finalizamos este apartado apuntando que en ninguno de los tres casos estudiados se hace referencia alguna a la edición del texto original empleada en la traducción.


Los paratextos (13)

a) La dedicatoria a Darwin

En la VO se incluye la dedicatoria a Darwin que reproducimos a continuación:

Imagen 1: Dedicatoria de The Malay Archipelago

Es interesante observar que en todas las ediciones españolas estudiadas se prescinde de esta página. Una omisión, que como cualquier otra, es siempre inaceptable y que, en este caso concreto, resulta, si cabe, aún más injustificable dado que es una dedicatoria cargada de significado. En ella Wallace hace publica su admiración por la genialidad y la obra de Darwin y le reconoce la autoría de The Origins of Species, obra en la que, como es conocido, se expone la teoría de la evolución. Una teoría cuya concepción, según un amplio consenso de la comunidad científica, merece ser compartida por ambos. Nos parece oportuno también señalar que los fragmentos en los que Wallace menciona o alude a Darwin en la obra se suprimen en la versión MyS (y, por derivación, en AUS). Esta eliminación es del todo congruente si tenemos en cuenta, por una parte, que esa primera versión reduce la publicación a un relato de viaje y, por otra, que en nuestro país, en la época en que se publicó esa primera traducción del libro, gran parte de la comunidad científica —y de la sociedad en su conjunto— se mostraba muy reticente o contraria a aceptar las ideas del científico británico. Sobre las traducciones de Darwin en nuestro país remitimos al lector a los trabajos de Acuña Partal (2016; 2017).


b) El prólogo (14)

Estas páginas del libro (vii-xv) son de gran valor para conocer el propósito del autor al escribir la obra y, también, para asistir al lector en la interpretación del texto. A pesar de su relevancia, la edición de Laertes es la única edición española que incluye este paratexto presentando una traducción completa y fiel de esta intervención del autor cuyo contenido resumimos a continuación:

El autor, tras pedir disculpas por la demora en la redacción del libro, demora que atribuye a su precario estado de salud tras la vuelta del viaje y a la ingente cantidad de datos acopiados, da cuenta de sus objetivos al escribir el libro: ofrecer información interesante, rigurosa e instructiva sobre las colecciones reunidas, aportar descripciones de las condiciones sociales y físicas de los países visitados, y también, según manifiesta, incentivar el interés por cuestiones relativas al origen de las especies y su distribución geográfica, tema que considera de gran complejidad y para cuyas explicaciones, en ocasiones, remite al lector a Darwin. De igual forma, expone el propósito de su viaje y, también, da detalles sobre la manera en que ha organizado la información en la obra con el fin de facilitar la labor del lector. A este respecto escribe: «A chronological arrangement would have puzzled my readers [...] I have adopted, therefore, a geographical, zoological and ethnographic arrangment, passing from island to island in what seems the most natural succession» (x) y finaliza con agradecimientos varios.


c) Las ilustraciones

El análisis de este paratexto resulta particularmente interesante. Primeramente, porque el mismo autor así lo señala en el prólogo al libro pero, también, por las diferencias que se pueden advertir al cotejar la versión original con las distintas versiones del texto publicadas en nuestro país.

Wallace escribe en el prólogo: «The numerous illustrations will, it is believed, add much to the interest and value of the book. They have been made from my own sketches, from photographs, or from specimens; and such subjects only have been chosen as would really illustrate the narrative or the descriptions» (p. xi).

Conviene señalar que existía un especial interés por parte de los editores británicos en que el texto estuviera bien ilustrado, un deseo, por otra parte, común de las casas editoriales en el siglo XIX y del que Wallace es conocedor según nos hace saber el propio autor en su autobiografía (Rookmaaker y Van Wyhe 2015). Como resultado, el científico británico se ocupó de esta labor de manera personal así como haciendo partícipes a artistas de renombre. Wallace ilustró el libro con 52 xilografías exclusivas (nueve de ellas a toda página pero pequeñas: 12,5-18,5 cm) y diez mapas. Del total, 13 eran originales de Wallace.

La editorial catalana Montaner y Simón, por su parte, también participó de ese interés común e incorporó ilustraciones en sus propuestas editoriales, particularmente en aquellos libros eruditos y de lujo destinados a la burguesía capitalista. Bellver Poissenot (2016) apunta: «el nuevo lector del siglo XIX reclamaba que los libros fueran ilustrados» (37). En la página de portada interior del volumen que contiene el texto de Wallace queda constancia de la importancia de las mismas para la editorial: «Magnifica y profusa ilustración de grabados intercalados en el texto y láminas aparte».(15)

El texto del naturalista incorporado al volumen El mundo en la mano (M&S), aun tratándose de un fragmento, contiene un total de 43 ilustraciones sin incluir los mapas, que no están representados. De las 67 páginas 42 contienen ilustraciones, cuatro a página completa. Las restantes, en su mayoría, ocupan la mitad e incluso más de la mitad de la página. Ese uso profuso de la ilustraciones presente en la versión de la obra que comentamos (al igual que aconteciera en las versiones galas de la obra publicadas con anterioridad) contrasta con el peso de la presencia gráfica en el texto original, ya que, según señalan Rookmaaker y Van Whyhe (2015) en referencia a la obra de Wallace «Despite the number of figures and maps, The Malay archipelago feels like a book of text rather than one of exceptional pictorial quality [...] only 6% of the 1,025 pages were illustrated» (359). Y añaden a continuación: «Wallace captured the imagination of his readers through the intensity of his narrative rather than through pictorial means» (359). Obviamente, no fue ése el caso en las versiones en francés y español aquí referidas. La impresión que pudiera tener un lector de la época que acometiera la lectura del texto en VO dista mucho de la otra que pudo tener el lector de la versión gala o española (en ambas versiones foráneas las ilustraciones constituyeron un elemento decorativo de gran relevancia).

Centrándonos de nuevo únicamente en la edición española que comentamos, podemos constatar que ninguna de las ilustraciones incorporadas reproduce con total fidelidad las imágenes del texto original. De hecho, incluso las que presentan la misma temática difieren de las originales. Comentamos a continuación una de ellas: Oran-Utang attacked by Dyacks / Lucha de un dyack con un orangután.

Imagen 2: Oran-Utang attacked by Dyacks

Imagen 3: Lucha de un dyack con un orangután

La ilustración empleada en esa primera edición española es copia de la empleada en la revista francesa Tour du monde (1872), la cual, como ya señalaran Kess Rookmaaker y John van Wyhe (2015), presenta diferencias apreciables con la correspondiente de la VO.

Ya a primera vista, es notorio que la imagen aparece invertida, como reflejada en un espejo. En la VO, tal y como reza en el pie de imagen, el orangután es atacado por los Dyacks mientras que en la versión MyS, y atendiendo también al pie de la imagen, no se sabe cuál de los protagonistas es el atacante. Otras diferencias perceptibles son la complexión de la figura central —más musculada en la VO, la eliminación de la figura que aparece en segundo plano sosteniendo una lanza, y la condición de la lanza que sostiene el orangután, la cual se encuentra aparentemente intacta en la VO y partida en la versión M&S. La posición de los pies también difiere.

Asimismo, resulta pertinente señalar que existen notables diferencias respecto a la ubicación de estos paratextos, una cuestión que adquiere notable trascendencia si tenemos en cuenta la función didáctica que las ilustraciones tienen cuando se trata de libros que, como el que nos ocupa, alberga información de carácter científico. En la versión española muchas de las ilustraciones aparecen descontextualizas, alejadas del texto. Así, algunas imágenes de Borneo aparecen antes de iniciar el capítulo sobre Borneo. Suscita particular interés la ubicación de la ilustración antes referida, Oran-Utang attacked by Dyacks, ya que recoge una escena muy representativa de la narración. Dicha ilustración en la VO se ubica en el frontispicio del primer volumen, es decir, en la hoja que antecede a la página del título, probablemente con la intención de reclamar la atención del lector y despertar su interés por la lectura del libro; en la edición MyS, la encontramos integrada entre las páginas intermedias del texto restando así protagonismo al episodio.

A pesar de clara mediación del texto de la versión francesa sobre el de la versión en español, en lo que respecta a las ilustraciones llama la atención que éstas tampoco se corresponden en su totalidad con las incluidas en la versión gala de la obra publicada en Le Tour du monde, la cual incluía 86 ilustraciones en las 96 páginas del total de la publicación. No obstante, al cotejar estas dos versiones foráneas se pueden encontrar algunas coincidencias.(16) Sorprende, asimismo, que no se incluya ningún mapa en la versión española. Si la versión francesa se alejaba del original, tal y como señalan Rookmaaker y Van Wyhe (2015), la española crea un nuevo universo de ilustraciones que poco, si algo, refleja la representación y pensamiento de Wallace.

Los españoles no solo retradujeron el texto, también lo reilustraron distorsionando así el propósito que su autor les había otorgado: «such subjects only have been chosen as would really illustrate the narrative or the descriptions» (p. xi). Las ilustraciones ofrecieron al lector, por tanto, una versión diferente de lo contado y descrito.

La ilustraciones en la VO completan la información aportada en el texto; sin embargo, en las dos versiones foráneas comentadas se convierten, en ocasiones, en una especie de accesorio ornamental que, lejos de ayudar al lector, pueden llegar a confundirlo dado que están descontextualizadas o desubicadas. Y es que hay que tener en cuenta que, en ocasiones, «La ilustración se convierte prácticamente en otro discurso, un discurso visual capaz de contar mejor la historia, y en algunos casos, contar otra historia o una versión diferente de la misma» (González Colina 2013).

Finalmente, y en lo que respecta a la actuación llevada a cabo en torno a este paratexto en las otras dos ediciones del libro publicadas con posterioridad en nuestro país, hemos de señalar que la edición de Espasa-Calpe no incluye ninguna ilustración. Sin embargo, la otra edición de Laertes sí que reproduce con rigor todas las ilustraciones de la VO.


d) Las notas del autor y el apéndice

En la versión original se pueden contabilizar un total de ocho intervenciones del autor a través de notas (cinco en el volumen I y tres en el volumen II). Las del volumen I se localizan en las páginas 21, 72, 202, 320 y 471. En la primera, el autor nos aporta un dato, que considera de interés para la investigación (en relación con la existencia de cacatúas en un lugar preciso del oeste de Bali); en la segunda, nos indica el nombre completo, la edad y el origen de su asistente; en la tercera y la cuarta, el autor remite al lector a una fuente bibliográfica (son notas con referencias intertextuales); y, en la última, nos ofrece una relación de palabras de origen portugués que emplean los nativos de algunas islas Molucas, subrayando que éstos desconocen su origen:

p. 21: 1. I was informed, however, that there were a few cockatoos at one spot on the west of Bali, showing that the intermingling of the productions of these islands is now going on.

p. 72: Charles Allen, an English lad of sixteen, accompanied me as an assistant.

p. 202: 1. Trans. Linn. Soc., vol. xviii, 495; «Naturalist on the Amazons», vol. i, 290.

p. 320: The names of all the birds inhabiting these islands are to be found in the «Proceedings of the Zoological Society of London» for the year 1863.

p. 471: The following are a few of the Portuguese words in common use by the Malay-speaking natives of Amboyna and the other Molucca islands: Pombo (pigeon); milo (maize); testa (forehead); horas (hours); alfmete (pin); cadeira (chair); lenço (handkerchief); fresco (cool); trigo (flour);sono (sleep); familia (family); histori (talk); vosse (you); mesmo (even); cufihado (brother-in-law); senhor (sir); nyora for signora (madam).—None of them, however, have the least notion that these words belong to a European language.

Por lo que se refiere a las incluidas en el volumen II, éstas se localizan en las páginas 27, 222 y 463. En la primera, el autor da detalles sobre los efectos de una catástrofe (erupción de un volcán) y remite al lector al mapa para ubicar las islas. En la segunda, el autor remite a una figura de un capítulo anterior. En la última, que tiene su origen en una llamada al final de la página anterior, es una extensa nota que ocupa la página 463 y la siguiente.

En la versión MyS se omite una única nota del autor contenida en el fragmento traducido. En la edición AUS tampoco se incorpora ninguna de las notas del autor, circunstancia que resulta del todo congruente si tenemos en cuenta que las llamadas a todas ella, a excepción de una, están ubicadas en fragmentos del texto que han sido mutilados. Por lo que respecta a la edición de Laertes tampoco se puede hablar de correspondencia entre esa versión y la edición de la VO que hemos manejado, ya que en dicha edición figuran como notas del autor (n. del A.) algunas que no se encuentran marcadas como tales en la VO. Tal es el caso de algunas de las notas incluidas en el volumen V, dedicado a Papuasia.

En lo que concierne al Apéndice: «On the Crania and the Languages of the Races of Man in the Malay Archipelago», (pp. 467-501), todas las ediciones están desprovistas de este paratexto, circunstancia que origina que se pueda afirmar que ninguna de las ediciones de la obra publicadas en nuestro país pueda ser considerada una versión íntegra.


Comentario final

Atendiendo al número de obras traducidas, cabe afirmar que la acogida y la difusión de la producción científica de A. R. Wallace en España es escasa a pesar del rigor y el valor de sus reconocidas aportaciones a la ciencia, que se han visto en gran medida silenciadas durante décadas. Prueba de ello son los dos primeros trabajos del autor que se tradujeron en nuestro país: The Malay Archipelago, una traducción resumida que omite gran parte de la información de carácter científico de la obra; y A Defense of Modern Spiritualism, una obra cuyo contenido fue y es repudiado por la comunidad científica.

La primera versión de The Malay Archipelago publicada en nuestro país es una traducción resumida de la obra y forma parte del tercero de los cuatro volúmenes que componen la obra El Mundo en la mano. Viaje pintoresco a las cinco partes del mundo, publicada por la editorial catalana Montaner y Simón en 1878.

Al cotejarla con la VO se puede comprobar con facilidad que el lector se encuentra ante un fragmento de la obra del escritor británico, y, por tanto, ante un texto fuertemente mutilado —y sesgado— con respecto al original. De entrada, se puede constatar con simplicidad que se suprimen algunos paratextos y que muchos de los capítulos se omiten parcial o totalmente. De esta manera se priva al lector de información y descripciones muy valiosas para poder entender y disfrutar de la obra pero, además, se le veta enormemente la oportunidad de poder ubicarse durante la lectura (se suprimen todos los mapas incorporados en la VO), y de poder instruirse con las ilustraciones elegidas por el autor para acompañar el texto, que en muchos casos son bien eliminadas, bien sustituidas por otras.

Hay que señalar que entre esa traducción y el texto original existe una traducción intermedia francesa cuya mediación es muy acusada en lo que concierne a la redacción del texto. No es tan manifiesta, sin embargo, cuando nos centramos en las ilustraciones. El texto de la edición española reproduce sólo algunas de las empleadas en la versión gala, la cual, a su vez, presenta claras diferencias con la versión original. Con todo, en lo que concierne a este particular, el texto de esta versión española se acerca más a la versión gala que a la edición en inglés. Podemos concluir que en la versión MyS se reilustra algo ya reilustrado, y el resultado es que la versión original y la española, poco, si en algo, se parecen.

Esa primera traducción resumida del texto será empleada por la editorial Espasa-Calpe para la publicación del texto en la colección Austral. Al cotejar los textos de las dos versiones, MyS y AUS, se puede colegir fácilmente que el traductor de esta última conocía la versión del texto publicada en nuestra lengua con anterioridad ya que apenas se pueden observar diferencias destacadas entre ambas en lo que concierne a la transcripción del texto. Hay que hacer notar, sin embargo, dada su relevancia, que esa edición de la obra no incluye ninguna ilustración, lo cual no hace sino añadir un obstáculo a la hora de leer, interpretar y gozar del texto. El lector de esa edición se encuentra, de nuevo sin previo aviso, con un texto incompleto de la obra del autor británico.

Durante décadas, por tanto, la traducciones de la obra editadas en nuestro país han contribuido sólo muy parcialmente y con poco rigor al conocimiento de la misma y de su autor. No es hasta finales del siglo XX cuando, por iniciativa de la editorial Laertes, el lector tiene acceso por primera vez a una versión casi completa del texto de Wallace. La traducción ofrecida por esa editorial es, con diferencia, la mejor de las propuestas a pesar de no estar exenta de cierta crítica. La mayor parte de los capítulos son una reproducción integra de la versión original y es, además, la única que incorpora todas sus ilustraciones.

En suma, las traducciones y ediciones de The Malay Archipelago a las que el lector ha tenido acceso durante años en nuestro país han contribuido (sólo) de manera imperfecta al conocimiento y disfrute de la obra y de su autor.


NOTAS

(1) Este estudio deriva de la investigación realizada en el marco del Proyecto de investigación I+D financiado por el Ministerio de Economía y Competitividad «La traducción de clásicos en su marco editorial: una visión transatlántica» (FFI2013-41743-P).

(2) La primera obra completa del autor en lengua española publicada en nuestro país fue Defensa del espiritismo (1891). La traducción de la edición española se debió a Alfonso Herrera y había sido impresa en México con anterioridad (Verdejo Segura 2017).

(3) Los catálogos consultados han sido: El Catálogo Colectivo de la Red de Bibliotecas Universitarias Españolas (REBIUN), el catálogo de la Biblioteca Nacional (Catálogo General y Catálogo de la Hemeroteca) y el catálogo de la Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.

(4) Para conocer datos sobre la biografía del autor remitimos al lector a los textos de M. Finchman, M. (2004) R. A. Slotten (2004) y C. H. Smith y G. Beccaloni (2008). En español, resulta muy instructiva la obra de José Fonfría (2003) Wallace. El explorador de la evolución. Los siguientes sitios web: http://wallacefund.info y http://wallace-online.org proporcionan también información de gran provecho para conocer la vida y la obra del autor.

(5) Fonfría (2003) describe así la trascendencia del mismo: «El viaje propició la captura de ejemplares de gran valor y conllevó descubrimientos de gran importancia para esclarecer cuestiones en el estudio de la distribución y evolución de las especies. Las notas y observaciones que llevó a cabo durante sus años en el archipiélago malayo le sirvieron para escribir un libro relatando su viaje, The Malay Archipelago [...] También publicaría varios artículos, además de innumerables notas sobre sus descubrimientos. Algunas de estas publicaciones constituyen importantes hitos en la historia de la ciencia. Supusieron el impulso definitivo para el desarrollo de una nueva disciplina dentro de la biología. Pero, por encima de todo lo demás, consiguió encontrar una explicación al problema del origen de las especies, presentando conjuntamente con Darwin, la teoría de la selección natural que supuso una tremenda revolución en la biología» (164).

(6) Los fragmentos del texto para las citas proceden de A. R. Wallace The Malay Archipelago: the land of the orang-utan and the bird of Paradise. A narrative of travel with studies of man and nature, 2 vols., Londres, Macmillan and Co., 1869.

(7) Esta traducción reducida de la obra ocupará la mayor parte de esta revisión ya que, como tendremos ocasión de comentar más ampliamente, ha influido notablemente en las ulteriores versiones de la obra editadas en nuestro país.

(8) Entre los capítulos que se eliminan se encuentran el capítulo primero, «Physical geography», y el último, «The Races of man in the Malay Archipelago» que pertenecen al primer y segundo volumen de la obra respectivamente. También se suprimen de manera sistemática los últimos capítulos de cada grupo de islas, los cuales describen aspectos de la historia natural. El resto de capítulos omitidos no acertamos a determinar a qué criterio/s responde esta decisión.

(9) Le Tour du Monde fue una de las más importantes revistas de viaje publicadas en el siglo XIX. Se editó en París entre 1860 y 1914. Además de los relatos de los principales exploradores de la época, ofrecía grabados de los mejores ilustradores del momento. El texto de Wallace ahí publicado apareció con el título «L'archipel Malaisien. Patrie de l'orang-outan et de l'oiseau de paradis». Con posterioridad, en 1880, de nuevo se volvió a traducir y publicar en la capital francesa: La Malaisie: récits de voyages et études de l'homme et de la nature, abreviados por H. Vattemare, París, Librairie Hachette et Cie.

(10) En relación a su actuación resulta también de interés señalar que el traductor emplea algunos términos (nombres de plantas y animales, mayoritariamente) que no estaban, ni aún están, registrados en el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española aunque sí se hallaban inventariados en otros diccionarios en uso de la época. Tal es el caso de los siguientes vocablos: sagotal, durión, brahma, orquis, longicornio, rincóforo, trogon, pandano, amplexicaule, galeopiteco, gimnuro y seleucido.

(11) Se trata de Carlos Zubizarreta (1904-1972), escritor paraguayo que firmó, además de la obra objeto de nuestro estudio, estas otras traducciones para Espasa-Calpe: Viaje a la India de los Maharajahs de Louis Rousselet, Viaje a Persia de Jaime [James] Baillie Fraser y Maruja de Bret Harte.

(12) Esa nueva edición de la obra se publica en la colección Espasa Relecturas.

(13) Entendemos el concepto de paratexto según la definición de Genette (1997).

(14) Como nos recuerda Arroyo Redondo: «De entre todos los tipos de paratexto, el prólogo alcanza, por su extensión y capacidad comunicativa, una posición de excepcional relevancia en la orientación lectora» (2014, 58).

(15) Pardo Herrero,por su parte, apunta un dato de interés al respecto: «Montaner y Simón contaba, como sociedad anónima con un capital importante que le permitía imprimir obras ambiciosas y hacer uso de las técnicas de impresión más modernas, entre las que destaca la impresión de ilustraciones» (2012, 20).

(16) Bellver Poissenot, en su estudio sobre la editorial Montaner y Simón, indica que algunos volúmenes publicados por la editorial, entre los que menciona El mundo en la mano, presentaban grabados de importación (2016, 189).


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