HEMINGWAY EN ESPAÑOL: LAS TRADUCCIONES DE THE SUN ALSO RISES
José Gabriel Rodríguez Pazos
Departamento de Filología Inglesa
Universidad Villanueva
2022
Recibido: 30 agosto 2022
Aceptado: 10 octubre 2022

En 2003, José María Guelbenzu publicó en Babelia un artículo (Guelbenzu, 2003) en el que, con motivo de la reedición de dos traducciones al español de sendas novelas de Ernest Hemingway (Fiesta y El viejo y el mar), comentaba las características del estilo del escritor norteamericano y lamentaba que, en vez de encargar nuevas traducciones, la editorial hubiera optado por revisar «penosas traducciones ya existentes». Guelbenzu afirmaba que «Hemingway no ha tenido mucha suerte» en España y que «podríamos decir que el lector español todavía no ha leído a Hemingway».

Ciertamente, el principal problema de las traducciones de Fiesta al español es que no reflejan las peculiaridades estilísticas que hicieron de Hemingway uno de los escritores más influyentes del siglo XX. Resulta muy significativo que en 1998, en torno al centenario del nacimiento del escritor, Arturo Pérez-Reverte escribiera en ABC Cultural (Pérez-Reverte, 1998) que «Hemingway me importa un carajo» y que la única obra que consideraba digna de ser leída («un libro de Hemingway, uno sólo») era París era una fiesta (Hemingway, 2001), la traducción de A Moveable Feast del poeta catalán Gabriel Ferrater (1922-1972), publicada en 1964 por Seix Barral. De esa traducción habla también Guelbenzu en el artículo arriba citado: «Quien quiera ver una traducción respetuosa… puede buscar la traducción de Gabriel Ferrater de París era una fiesta, aunque sea un libro póstumo que mezcla crónica y narración». Parece, por lo tanto, muy probable que el acceso de Pérez-Reverte a un clásico de la literatura norteamericana como Hemingway se produjera a través de traducciones que no hacen justicia a su enorme calidad literaria.

La conversión española de Ernest Hemingway

La primera vez que Hemingway vio España fue en enero de 1919, cuando iba rumbo a Italia a bordo del Giuseppe Verdi, para participar en la primera guerra mundial, y el barco hizo una breve escala en Algeciras (Baker, 1969: 83). La segunda vez fue una escala de cuatro horas en el puerto de Vigo, cuando se dirigía a París con su primera esposa, Hadley Richardson, en diciembre de 1921. En esa ocasión, pudieron bajar a tierra y pasear por las calles de Vigo. A ambos les fascinó la imagen de los pescadores de atún y los peces saltando en el agua, lo cual describe Hemingway en un artículo que escribió para The Toronto Star Weekly (Hemingway, 1922). A principios de los años veinte, Hemingway buscaba un héroe literario del tipo de esos pescadores que había visto en Vigo: un héroe que aunara arte (algo de naturaleza permanente) y valor.

En la primavera de 1923, Hemingway vino desde París a España para ver corridas de toros con sus amigos William Bird y Robert McAlmon, quien se hizo cargo de todos los gastos. Estuvieron en Madrid, Sevilla, Ronda y Granada (Baker, 1969: 109-114). En otro artículo para The Toronto Star Weekly, titulado «Bull Fighting a Tragedy», el escritor describe la impresión que le produjo su primera corrida (Hemingway, 1923a). Aquel fue el momento en que comenzó la pasión de Hemingway por los toros, un descubrimiento que marcó su carrera literaria y convirtió a España en su patria artística. Su primera corrida constituyó una especie de revelación y, desde el principio, el escritor pareció poseer una comprensión instintiva de la tauromaquia (Josephs, 1996) que se convirtió en la base de buena parte de su producción literaria. A partir de 1923, España estará presente, directa o indirectamente, en muchos de sus textos y, por lo tanto, ese año se considera el de su conversión española. Hemingway decía que España era el país al que más había amado después del suyo (Hemingway, 1960: 43).

De vuelta en París, sigue la recomendación de Gertrude Stein y comienza a hacer planes para ir a las fiestas de San Fermín, que comenzaban el 6 de julio en Pamplona. Sus primeros Sanfermines le causaron una profunda impresión que hizo que volviera seis veces entre 1924 y 1931 y otras dos veces en los años cincuenta. Aunque el artículo que escribió sobre su primera experiencia en las fiestas de Pamplona (Hemingway, 1923b) no está exento de imprecisiones y alguna exageración, sí refleja el entusiasmo de Hemingway por los toros en general y por las fiestas de San Fermín en particular. Las vivencias de las fiestas de 1924 y 1925 proporcionaron al escritor el material con el que construirá la ficción de la que está considerada una de sus obras más importantes (Rodríguez-Pazos, 2000): The Sun Also Rises (en adelante, SAR).

The Sun Also Rises

España no sufrió la devastación de la Gran Guerra y, por lo tanto, en ella se preservó el carácter genuino de una sociedad que, por así decirlo, no había perdido la inocencia. SAR establece un contraste entre el cinismo de la llamada generación perdida, encarnada en los amigos de Jake Barnes (narrador en primera persona y alter ego de Hemingway), y la franqueza y cordialidad de las gentes de Navarra. La novela establece también un contraste entre el paso inexorable de las generaciones, de los individuos, y la permanencia de ciertos valores que Hemingway asocia al arte ritual del toreo y a la tierra, a la naturaleza. Este es el motivo por el que Hemingway incluyó dos epígrafes que aportan las claves de interpretación de la novela y que, paradójicamente, solo aparecen en dos de las traducciones al español que se han publicado hasta la fecha. El primer epígrafe es una referencia a la generación perdida que Hemingway atribuye a Gertrude Stein:

“You are all a lost generation.”

─GERTRUDE STEIN IN CONVERSATION (SAR, 7).

El segundo epígrafe está tomado del libro del Eclesiastés, o Qohélet, cuyo comienzo es muy conocido: «¡Vanidad de vanidades ─dice Qohélet─, vanidad de vanidades, todo es vanidad! ¿Qué ventaja saca el hombre de todo lo que trabaja bajo el sol?» (Qo 1:2-3).(1) Hemingway comienza su epígrafe en el siguiente versículo de la versión King James (Qo 1:4-7):

“One generation passeth away, and another generation cometh; but the earth abideth for ever... The sun also ariseth,(2) and the sun goeth down, and hasteth to his place where he arose... The wind goeth toward the south, and turneth about unto the north; it whirleth about continually, and the wind returneth again according to his circuits... All the rivers run into the sea; yet the sea is not full; unto the place from whence the rivers come, thither they return again.”

─Ecclesiastes (SAR, 7).

El título original de la novela, The Sun Also Rises, está tomado de esta cita de la Biblia. Hemingway también había considerado como posible título The Lost Generation, pero prefirió incidir en el carácter sagrado y permanente de la fiesta de los toros y los ciclos de la naturaleza, por oposición a la profana banalidad que caracterizaba a la generación perdida (Josephs 1996). El primer título que Hemingway pensó darle a la novela fue Fiesta, el que después adoptarían todas las traducciones al español excepto una. Fiesta fue el título de la primera edición británica de la novela, publicada por Jonathan Cape en 1927. Hemingway había descartado ese título, porque pensó que podría ser malinterpretado por quienes no hubieran estado en Pamplona (Reynolds, 1988: 326).

Hemingway comenzó a escribir el primer borrador de SAR el día de su veintiséis cumpleaños, el 21 de julio de 1925 (Plimpton, 1963: 130). Sin embargo, ese primer manuscrito tuvo numerosos cambios antes de que el texto definitivo se publicara el 22 de octubre de 1926.

SAR está dividido en tres libros. El primero consta de siete capítulos en los que se introduce al lector en la sociedad que frecuenta el narrador, Jake Barnes, en París. En su mayoría, se trata de expatriados ricos cuya principal ocupación es dilapidar sus fortunas viviendo vidas insustanciales. Por el contrario, Jake se gana la vida trabajando (es periodista) y necesita controlar mucho sus gastos. Esta condición le proporciona una privilegiada perspectiva desde la que puede juzgar el peculiar ambiente que caracterizaba al barrio latino de París en los años veinte. En este primer libro también se nos presenta la personal tragedia de Jake, de un modo tan sutil que algunos traductores no lo captaron. El narrador está muy enamorado de una aristócrata, Brett Ashley, que también está enamorada de él; pero, debido a una herida de guerra, Jake no puede consumar el acto sexual, con lo que el crecimiento del amor del uno por el otro no hace sino alimentar la frustración de ambos. La herida ha sido objeto de numerosas interpretaciones que no vienen al caso, pero sí es importante tener en cuenta la condición de Jake para entender la peculiar relación entre él y Brett que se describe en la novela; cuando no se entiende y se va más allá de lo que estrictamente dice el texto original, la traducción puede caer ─y, de hecho, cae en algunos casos─ en interpretaciones que dificultan la comprensión de la trama. El propio Hemingway explicó que no tenía sentido interpretar la incapacidad de Jake como una emasculación que lo haría simbólicamente equiparable a los cabestros del encierro:

Who ever said Jake was "emasculated precisely as is a steer"? Actually he had been wounded in quite a different way and his testicles were intact and not damaged. Thus he was capable of all normal feelings as a man but incapable of consummating them. The important distinction is that his wound was physical and not psychological and that he was not emasculated (Plimpton, 1963: 129).

El segundo libro consta de once capítulos y comienza con los preparativos para ir a España: primero, a pescar en Burguete ─un pueblo del Pirineo navarro─, y después, a las fiestas de San Fermín, en Pamplona, donde se desarrolla la mayor parte de la novela. La fiesta conforma un escenario de irrealidad, un onírico paréntesis en el que situar a unos personajes que no encajan en los habituales usos y costumbres de la tradicional sociedad pamplonesa de la época. El propio Hemingway lo expresa de un modo magistral cuando dice que las cosas que sucedieron solo podían haber sucedido en una fiesta, en la que todo se volvía bastante irreal, nada parecía tener consecuencias y parecía estar fuera de lugar pensar en consecuencias (SAR, 142).

El libro tercero es un epílogo de un solo capítulo que comienza el día siguiente a la conclusión de los Sanfermines y acaba con el reencuentro de Brett y Jake en Madrid, donde parecen darse cuenta de su tragedia y vuelven a enfrentarse a la realidad de sus vidas, después del paréntesis de irrealidad de los días en Pamplona.


Las traducciones al español de The Sun Also Rises

SAR tuvo un papel decisivo en la irrupción de la novela modernista en la literatura de Estados Unidos. La aparición de Hemingway y otros escritores estadounidenses como Sinclair Lewis, Scott Fitzgerald y John Dos Passos entre 1920 y 1926 contribuyó a definir cómo debía ser la novela moderna en ese país, cómo debía estructurarse y qué temas debía abordar (Reynolds 1998). Por una serie de motivos políticos y culturales que Twomey (2003) estudia en detalle, el modernismo literario predominante en Estados Unidos y Gran Bretaña durante los años veinte no empezó a influir en la novela española hasta la segunda mitad del siglo XX. Este hecho puede explicar la falta de interés por la obra de Hemingway en España y en el mundo hispanohablante durante los años veinte, treinta y cuarenta del siglo pasado. A esto hay que añadir las dificultades que los traductores al español tenían en los años cuarenta para comprender la novedad del estilo narrativo de Hemingway y para reflejarlo en sus textos meta. Mientras que en 1927 comenzaron a publicarse traducciones de obras de Hemingway al francés (Twomey, 2003: 30), la primera traducción de una novela de Hemingway al español, Adiós a las armas, no se publicó hasta 1940, en Argentina. «La primera traducción de The Sun Also Rises fue al alemán y apareció en 1928, y en 1929 los lectores de Noruega y Suecia pudieron encontrar traducciones de esta obra en sus librerías» (Twomey, 2003: 30).

La primera traducción al español de una obra de Hemingway que se publicó en España, en 1932, fue el cuento «Los matones» («The Killers»; posteriormente se tituló «Los asesinos»), en una antología titulada 10 novelistas americanos (Madrid, Editorial Zeus) (3) (LaPrade 2011, 79).(4) La segunda obra de Hemingway publicada en España fue una traducción de Torrents of Spring al catalán, Torrents de primavera, publicada por el editor José Janés en 1937. Una traducción de esa misma obra sería la primera novela de Hemingway publicada en español en España, en 1946. La novela se publicó junto con el cuento «El torero» (titulado posteriormente «El invicto») en un único volumen (LaPrade, 2011: 80).

José Janés publicó Fiesta en 1948 y fue una de las obras que se libró de la censura, probablemente porque se consideró una buena propaganda de la cultura española, aunque entre líneas se adivina en ocasiones una solapada crítica a la misma (LaPrade, 1991: 18-19). En este sentido, resulta interesante la mención que el escritor Camilo José Cela hace de la novela de Hemingway en su Viaje a la Alcarria, publicado también en 1948, al referirse el viajero a algunos libros que ve en las estanterías de su biblioteca, antes de salir de Madrid: «[P]iensa que, realmente, tiene los libros bastante mal ordenados. La Historia de Galicia queda entre una Fisiología e Higiene, del bachillerato, y el The sun also rises [sic], de Hemingway» (Cela, 1948: 23). Viaje a la Alcarria se publicó en marzo y Fiesta se publicó en julio. Cela trabajaba como censor y, por lo tanto, es muy probable que la alusión a la obra no sea casual. Los censores controlaban la importación de libros y la selección de libros en lengua extranjera que se podían traducir al castellano. LaPrade ve en la alusión a la novela un «esfuerzo consciente por promover el turismo»:

Durante el régimen de Franco el turismo iba muy ligado a la censura y los censores reconocían el valor de la literatura para propagar la imagen de España … La yuxtaposición de estos dos libros [Historia de Galicia y The Sun Also Rises] implica que la novela de Hemingway sirve como guía a España de una manera tan eficaz como un libro sobre la historia de Galicia, la región natal del autor. Al referirse así a una novela que representa un homenaje a España por parte de un extranjero como Hemingway, Cela hace patente que la literatura era un vehículo diplomático durante el régimen de Franco (LaPrade, 2005: 49).

Por otro lado, LaPrade ve en la alusión de Cela a la novela de Hemingway un modo de decir que «la mayoría de los periodistas e intelectuales españoles incluyen a Hemingway dentro de la tradición literaria española y le conceden licencia literaria para escribir sobre España a su manera» (LaPrade, 2005: 50).

Aunque Fiesta no se publicó en España hasta 1948, en 1944 había visto la luz en Argentina la primera traducción al español de la obra (Hemingway 1944a), la de José Mora Guarnido y John E. Hausner (en adelante, Guarnido-Hausner). Este es el motivo por el que en 1946 ya se había publicado en Pamplona una reseña de esa traducción, escrita por un periodista local de cierto renombre, Ángel María Pascual. El texto de Pascual es muy crítico con la novela de Hemingway y puede considerarse un paradigma de análisis superficial basado en la lectura de una traducción deficiente. El artículo se publicó en dos entregas ─el 28 y el 30 de junio─ en el periódico Arriba España. Entre otras cosas, podemos leer lo siguiente:

Hemingway tiene prestigio en la literatura norteamericana. Pero conseguirlo debe de ser allí muy fácil, porque «Fiesta» exhala una idiotez inimaginable. Cuando quiere presentar un diálogo irónico hay que bostezar sin remedio. Sus personajes están tomados de aquella sociedad rica, cosmopolita, escéptica y errante que trajo consigo la «prosperidad» de la anterior posguerra … Lo único terriblemente serio en ese ambiente es Pamplona, con su «Plaza Mayor», su «Paseo» del anochecer y su Catedral, donde el protagonista tiene, al fin, que arrodillarse. (Citado en Iribarren, 1970: 76.)

Aparte del tono rayano con lo grotesco de Pascual, el resto de la reseña muestra la opinión de alguien que no ha entendido lo que es una obra de ficción y, por ello, dedica buena parte de su análisis a lo que considera imprecisiones de Hemingway, cuando este habla de las fiestas de San Fermín o de la ciudad de Pamplona. Aunque el hecho de que SAR sea una novela y no una guía de viajes justificaría cualquier imprecisión, lo cierto es que Hemingway es bastante más preciso en ese sentido que los traductores, tal y como hemos expuesto en Rodríguez-Pazos (2000).

Por otro lado, llama la atención la negativa consideración que Pascual hace de los diálogos de la novela, cuando, paradójicamente, la fuerza de los diálogos de Hemingway se consideró, desde el principio, uno de los grandes logros del novelista. En el mismo año de publicación de la novela, podemos leer lo siguiente:

If one feature of 'The Sun Also Rises' demands separate discussion, it is Mr. Hemingway's use of dialogue. The dialogue is brilliant. If there is better dialogue being written today I do not know where to find it. More than any other talk I can call to mind, it is alive with the rhythms and idioms, the pauses and suspensions and innuendoes and shorthands, of living speech. It is in the dialogue, almost entirely, that Mr. Hemingway tells his story and makes the people live and act. (Aiken, citado en Meyers, 1982: 91)

En ningún momento menciona Pascual el hecho de que está basando su crítica en una traducción. Esta traducción de Guarnido-Hausner, publicada por Santiago Rueda en Buenos Aires, será la que José Janés publique en Barcelona en 1948, por primera vez, y en cuatro ediciones posteriores: 1955, 1956, 1960 y 1962 (Hemingway 1944b). El texto tuvo una segunda edición en Buenos Aires, en 1958, con el título Ahora brilla el sol (LaPrade, 1991: 147). La traducción del título no refleja esa repetición de los ciclos naturales y la permanencia de la tierra que se recoge en el Eclesiastés y que Hemingway quiso contraponer al paso inexorable de las generaciones de los hombres. Además, no coincide con el texto del Eclesiastés que se cita en el epígrafe incluido en la primera edición de la primera traducción al español de SAR «Y sale el sol, y pónese el sol, y con deseo vuelve a su lugar, donde torna a nacer» (Hemingway 1944a, 7).

Una traducción en la que solo José Mora Guarnido figura como traductor la publicó la editorial Diana en México en 1949 (LaPrade, 1991: 148). Aunque no hemos tenido acceso a esa traducción, parece muy probable que se trate de la misma publicada en Argentina en 1944. El hecho de que no se incluya al segundo traductor en los registros manejados por LaPrade puede deberse a un mero descuido de los editores mexicanos. Parece improbable que Mora Guarnido revisara la traducción hecha por Hausner y él cuatro años antes y la publicara en México omitiendo el nombre del segundo traductor. Es mucho más improbable que se trate de una nueva traducción de Mora Guarnido con una única edición.

En 1979 se publica en México una nueva traducción de SAR (Hemingway, 1979a), la de Maya Ramos Smith (en adelante, Ramos-Smith) (LaPrade, 1991: 148). La traducción, que lleva el título de la segunda edición argentina de Guarnido-Hausner, Ahora brilla el sol, es, en realidad, un plagio de aquella. Ramos-Smith incluye el epígrafe en que se cita el libro del Eclesiastés, aunque no es la misma versión que se incluyó en la primera edición de Guarnido-Hausner. Curiosamente, la traductora no parece haberse dado cuenta de que el título del original, The Sun Also Rises, está tomado, precisamente, de esa cita del libro del Eclesiastés, porque el título de su traducción, Ahora brilla el sol, no coincide con la expresión que se recoge en el epígrafe: «Levántase el sol», que no refleja la inexorable repetición de los ciclos naturales que expresa el adverbio «also» del título original. Tampoco incluye el epígrafe atribuido a Edith Stein.

Ramos-Smith solo cambia algunas palabras y expresiones. Las dos citas paralelas que copiamos a continuación dan una idea del tipo de plagio de que se trata. Están tomadas del comienzo del capítulo 15, que describe el comienzo de la fiesta de Pamplona. Como se puede ver, Ramos-Smith repite el texto casi a la letra y solo cambia la expresión «zafarrancho de combate»:

Tabla 1

Guarnido-Hausner
Ramos-Smith

Bajé la colina desde la catedral y subí la calle hasta el café, en la plaza. Era un poco antes de medianoche. Roberto Cohn y Bill estaban sentados a una de las mesas. Habían retirado las de mármol y los blancos sillones de mimbre. Los remplazaban mesas de hierro colado y serios sillones plegables. El café era como un barco de guerra en zafarrancho de combate. Hoy los mozos no lo dejaban a uno solo toda la mañana leyendo, sin preguntarle si quería tomar algo. Un mozo se acercó en cuanto me senté (Guarnido-Hausner, 128).

Bajé la colina desde la catedral y subí la calle hasta el café de la plaza. Era un poco antes de medianoche. Roberto Cohn y Bill estaban sentados a una de las mesas. Habían retirado las de mármol y los blancos sillones de mimbre. Las remplazaban mesas de hierro colado y serios sillones plegables. El café era como un barco de guerra listo para entrar en acción. Hoy los mozos no lo dejaban a uno solo toda la mañana leyendo, sin preguntarle si quería tomar algo. Un mozo se acercó en cuanto me senté (Ramos-Smith, 117).

Es muy llamativo que un clarísimo error de traducción de Guarnido-Hausner, que hace que el texto no tenga sentido, no se corrija en Ramos-Smith. En un contexto en el que Jake va a misa de once de la mañana a la catedral, se traduce «noon» (SAR, 140) por «medianoche» en ambas versiones. La referencia a las doce del mediodía («noon») es muy relevante, porque ese es el momento en el que, el día 6 de julio, se lanza en Pamplona el célebre chupinazo que marca el comienzo de las fiestas. De hecho, el capítulo 15 de SAR comienza con una referencia a cómo la fiesta estalla (Hemingway utiliza el verbo «explode») a las doce del mediodía del domingo 6 de julio SAR, 140).

En 1969 comenzaron a publicarse volúmenes de obras selectas de Hemingway en español (LaPrade, 1991: 155). En uno de esos volúmenes se publicó, en 1979, una nueva traducción al español de SAR, la de M. Solá (Hemingway 1979b) (en adelante, Solá). Aunque no incluye ni el epígrafe del Eclesiastés ni el de Gertrude Stein, sí se recoge, por primera vez, la traducción de la dedicatoria que Hemingway hace del libro a su primera esposa, Elizabeth Hadley Richardson, y al hijo primogénito de ambos, John Hadley Nicanor.(5) El volumen incluía, además, una traducción de For Whom the Bell Tolls (Por quién doblan las campanas) de Lola de Aguado y otra de To Have and Have Not (Tener y no tener), de Pedro Ibarzábal. Dos años después, en 1981, Planeta vuelve a publicar la traducción de Solá en un volumen titulado Ernest Hemingway 1954, junto con una traducción de A Farewell to Armas (Adiós a las armas) de Carlos Pujol y otra de Across the River and into the Trees (Al otro lado del río y entre los árboles), de Manuel Gurrea (LaPrade, 1991: 156).

En 1983, Bruguera publicó la traducción de Joaquín Adsuar Ortega (Hemingway, 1983a) (en adelante, Adsuar), y, en años posteriores, Planeta publicó nuevas ediciones de esta misma traducción (LaPrade, 1991; 2011).

En 2002 se publicó en Pamplona una edición limitada de nueva traducción: la de Miguel Martínez-Lage (Hemingway, 2002) (en adelante, Martínez-Lage). El libro formaba parte de una colección llamada Biblioteca Básica Navarra que el periódico local Diario de Navarra publicó para conmemorar sus cien años de existencia. El proceso de elaboración de la traducción tuvo lugar durante el año previo a los Sanfermines de 2002. Los responsables de la colección encargaron el texto a Miguel Martínez-Lage, por ser «un traductor de prestigio y de contrastada experiencia, además de pamplonés» (Martínez-Lage, 13), y lo pusieron en contacto con el autor del presente artículo, como estudioso del escritor norteamericano. Aunque el autor de este artículo no tuvo ocasión de revisar la traducción de Martínez-Lage antes de su publicación, sí mantuvo interesantes conversaciones con el traductor navarro, quien manifestó su intención de reflejar el título original y de incluir tanto el epígrafe del Eclesiastés como el de Edith Stein, que no está en ninguna de las anteriores traducciones al español. Finalmente, Martínez-Lage decidió adoptar el título Fiesta, seguido de la expresión También sale el sol, entre corchetes. Esta traducción del título original aparece en la cita del libro del Eclesiastés que Martínez-Lage incluye en su texto y que toma de la traducción de Casiodoro de Reina, de 1569. Su propósito era recoger un epígrafe que se aproximara temporalmente al de la cita de la obra de Hemingway, quien lo toma de la llamada versión King James de la Biblia (la realizada bajo el patrocinio del rey Jacobo I de Inglaterra), publicada en 1611. Martínez-Lage quiso dejar constancia de la procedencia de la cita al final del epígrafe:

«Generación va y generación viene: y la tierra siempre permanece. Y también sale el sol y pónese el sol, como con deseo de volver a su lugar, donde torna a nacer. El viento vira al Mediodía y rola al Norte: va rodeando rodeando, y por sus rodeos torna el viento por donde solía. Los ríos todos van a la mar, y la mar no se hinche; el lugar de donde los ríos vinieron, allí tornan para volver.»

─Eclesiastés

(Según la traducción de Casiodoro de Reina publicada en Basilea en el año 1569)

(Martínez-Lage, 19).

Martínez-Lage incluyó también la dedicatoria a Hadley y a John Hadley Nicanor que hasta ese momento solo había recogido Solá.

En abril de 2003, Editorial Debate publicó una nueva edición de la traducción de Joaquín Adsuar de 1983 (Hemingway, 1983b). Esta es la reedición a la que se refiere Guelbenzu en el artículo arriba citado. La traducción está revisada por José Hamad, pero lo cierto es que, aparte de la inclusión de los dos epígrafes del original, esa revisión apenas contiene modificaciones significativas de la traducción de Adsuar y muchos de los pasajes de la traducción de Adsuar en los que se evidencia una clara falta de comprensión del texto original permanecen inalterados en la revisión de Hamad.

En resumen, hasta el momento, se han publicado cuatro traducciones al español de la novela de Hemingway The Sun Also Rises: la de José Mora Guarnido y John E. Hausner (1944), la de M. Solá (1979), la de Joaquín Adsuar Ortega (1983) y la de Miguel Martínez-Lage (2002). Además, en 1979, Maya Ramos Smith plagia la traducción de Mora Guarnido y Hausner y la publica en México con el título Ahora brilla el sol; y, en 2003, Editorial Debate publica una nueva edición de la traducción de Adsuar, muy levemente revisada por José Hamad.


Traducir al español The Sun Also Rises

En los últimos años se han publicado nuevas traducciones de calidad de algunas obras de Hemingway: El viejo y el mar y Adiós a las armas de Miguel Temprano (Hemingway, 2011, 2013), Cuentos de Damián Alou (Hemingway, 2007) y Muerte en la tarde de Carmen Martínez Gimeno (Hemingway, 2005). No sucede lo mismo con SAR, la primera gran novela de Hemingway relacionada con España, que no ha visto nuevas traducciones al español desde la publicación de la limitada edición de Martínez-Lage, hace veinte años.

Las principales deficiencias de las traducciones de SAR al español son de cuatro tipos: falta de comprensión del original a un nivel puramente semántico, falta de comprensión de las referencias culturales, falta de comprensión de los referentes externos sobre los que el autor construye la ficción y falta de comprensión de las características estilísticas del texto original. Sobre estas deficiencias hemos tratado extensamente y en detalle en otros sitios (Rodríguez-Pazos, 2002, 2004, 2011). Para concluir el presente artículo, nos centraremos brevemente en el principal reto que se le plantea al traductor de Hemingway: la transferencia del peculiar e innovador estilo del nobel norteamericano.

Cuando el escritor dice en Death in the Afternoon que la prosa es arquitectura, no decoración de interiores, y que se trata del trabajo más duro al que un escritor se debe enfrentar (Hemingway, 1932: 191), está aludiendo a su esforzada labor, a un minucioso proceso de selección de elementos léxicos y a una cuidada disposición de esos elementos en el texto, donde los ritmos, en algunos casos muy poéticos, juegan un papel esencial. Lo ilustraremos con un par de ejemplos y veremos cómo los traductores no alcanzan a percibir la intencionalidad que hay detrás del estilo de Hemingway. En este sentido, resultan muy reveladoras las palabras de Martínez-Lage, citadas por José María Domench García, director de la Biblioteca Básica Navarra, en el prólogo de Fiesta [También sale el sol]:

[E]n vez de acercar al lector a un Hemingway totalmente fiel al original, y a mi juicio ilegible, yo pretendo acercar a Hemingway al lector del siglo XXI. Ése es el esfuerzo y el cometido que creo me corresponde, eso sí, sin traicionar el original (Martínez-Lage, 13).

Martínez-Lage parece querer decir que el lector no va a entender un estilo tan simple y que, por lo tanto, hay que actualizarlo. En cierto modo, es como si Martínez-Lage actuara de portavoz de los otros cuatro traductores, porque la realidad es que traducen a Hemingway con un estilo que, en muchos aspectos, no es Hemingway, en un afán de adaptarse mejor a aquello a lo que el lector está acostumbrado. El resultado se puede expresar con las palabras de Guelbenzu con las que hemos introducido este artículo: «[P]odríamos decir que el lector español todavía no ha leído a Hemingway» (Guelbenzu, 2003).

En Rodríguez-Pazos (2014), hemos analizado la complejidad del estilo aparentemente simple de Ernest Hemingway. Allí, entre otras cosas, explicamos cómo la economía léxica y la simplicidad son conceptos que definen el ideal de Hemingway. El escritor norteamericano siempre procura evitar palabras superfluas y optar por los términos más comunes, más coloquiales y más fáciles de entender y, por lo tanto, la repetición ─que es característica de la comunicación oral y el registro coloquial─ está muy presente en la obra narrativa de Hemingway. Su lenguaje es muy denotativo, es decir, utiliza términos sencillos con significados literales que se limitan a presentar los hechos, para que sea el lector quien se haga su composición de lugar e interprete lo que la narración pone ante sus ojos, de la manera más objetiva posible.

Veamos un ejemplo de cómo Hemingway presenta un diálogo y solo utiliza dos verbos en los incisos del narrador, «say» y «ask», mientras que tres de las cuatro traducciones aumentan significativamente el número de verbos utilizados (Adsuar utiliza trece) y solo Martínez-Lage se limita a los dos verbos del original.

Tabla 2

SAR, 40-43
Adsuar, 47-51
Guarnido-Hausner, 33-36 Solá, 38-41
Martínez-Lage, 60-63
asked Krum
preguntó Krum
preguntó Krum
preguntó Krum
preguntó Krum
said Krum
dijo Krum
dijo Krum
dijo Krum
dijo Krum
Woolsey asked
preguntó
preguntó
preguntó
preguntó
said Krum
dijo Krum
dijo Krum
respondió
dijo Krum
Woolsey said
se lamentó
dijo Woolsey
dijo Woolsey
dijo Woolsey
said Krum
exclamó Krum
comentó Krum
dijo Krum
dijo Krum
I said
les dije
dije
dije
dije
Krum said
me respondió
dijo Krum
dijo Krum
dijo Krum
he said
protestó
dijo
dijo
dijo
insistí
he said
me saludó
dijo
dijo
dijo
I asked
le pregunté
pregunté
pregunté
I said
le dije
propuse
dije
le dije
I said
le expliqué
dije
dije
dije
Cohn said
insistió Cohn
dijo Cohn
dijo Cohn
dijo Cohn
I said
le corté
dije
dije
dije
I said
le respondí
afirmé
respondí
dije
I said
le dije
dije
repuse
le dije
I said
repliqué
dije
I said
le ordené
dije
dije
le dije
I said
lo apacigüé
dije
dije
le dije
Cohn said
asintió Cohn
dijo
respondió
dijo Cohn
I said
dije
confirmé
añadí
dije
2 verbos 13 verbos 7 verbos 5 verbos 2 verbos

Es importante tener en cuenta que la elección de un verbo que no es equivalente al del texto original no es solo una decisión estilística que evita la repetición, sino que conlleva también una interpretación por parte del traductor, ya que verbos como, por ejemplo, «ordenar», «lamentar» o «apaciguar» tienen una carga semántica que no está presente en el equivalente español de «say», «decir». Considerar que la repetición es un defecto de estilo que hay que evitar supone no haber entendido los principios que rigen el trabajo de escritor de Hemingway. Además, se está utilizando un vocabulario que va en contra de la sencillez que el escritor norteamericano buscaba en sus textos.

En las cuatro traducciones al español de SAR observamos una tendencia a considerar que el texto literario debe utilizar un registro formal y culto, probablemente porque los traductores están más acostumbrados a novelas de corte tradicional y no saben ver la nueva forma de escribir que introduce la novela modernista, de la que SAR es uno de los prototipos. Podría argumentarse que, dado que los lectores de la traducción no están acostumbrados a este modo de escribir, es relevante elevar el registro del texto original. Esta parece ser la idea de Martínez-Lage en el texto arriba citado: «acercar a Hemingway al lector del siglo XXI» (Martínez-Lage, 13). Sin embargo, hay que tener en cuenta que las obras de los escritores modernistas de principios del siglo XX también presentaban un innovador modo de escribir al que los lectores no estaban acostumbrados.

Veamos, por último, un ejemplo de cómo los términos sencillos y directos del original se traducen mediante un registro más culto. Hemos escogido un pasaje en el que se relata el viaje en coche que Jake hace con Bill Gorton y Robert Cohn desde la localidad francesa de Bayona hasta Pamplona. Se trata de un texto eminentemente descriptivo, en el que los paisajes cobran protagonismo: SAR, 88-90; Adsuar, 107-111; Guarnido-Hausner, 79-82; Solá, 86-89; Martínez-Lage, 114-117. Hemos escogido algunos términos muy sencillos del original, que se traducen mediante un léxico más culto en algunas de las traducciones.

Tabla 3

SAR
Traducciones
Traductor
country
campiña
Adsuar
green
fructífero
Adsuar
hot sun
ardiente sol
Adsuar y Guarnido-Hausner
wind back and forth [the road]
sinuosas curvas
Guarnido-Hausner
go along
discurrir
Adsuar
drop down
descender de manera abrupta
Adsuar
grassy plains
llanuras pastosas/herbosas
Guarnido-Hausner/Martínez-Lage
clear streams
arroyos cristalinos
Adsuar
there were
menudearon
Martínez-Lage
fields of grain
rubios trigales
Martínez-Lage
shift [the grain in the wind]
ondular/mecerse/ondear
Adsuar/Guarnido-Hausner y Martínez-Lage/Solá
big river
río anchuroso
Martínez-Lage
flanquear
Adsuar
back
trasfondo
Martínez-Lage
were
se alzaban/descollaban
Adsuar/Martínez-Lage
every way
por doquiera
Martínez-Lag
you looked
la vista topaba
Adsuar
flags... hung
banderas y gallardetes... ondeaban
Adsuar
run around [the arcade around the main square]
circundar/recorrer por los cuatro costados
Adsuar/Martínez-Lage
give
asignar
Adsuar

Aparte del evidente cambio de registro, hay que señalar la anteposición del adjetivo («ardiente sol», «sinuosas curvas», «rubios trigales»), que en español añade un carácter poético que hace la referencia más imprecisa y, por lo tanto, menos denotativa, es decir, lo contrario de lo que Hemingway procuraba conseguir en su narrativa.

Como ya hemos mencionado, en 2005, la editorial Espasa Calpe publicó una nueva traducción de Death in the Afternoon al español: Muerte en la tarde (Hemingway, 2005). La edición estaba a cargo de Anthony Brand y de Miriam B. Mandel, autora de la interesante y documentada introducción que precede a la traducción del texto de Hemingway. A través de la profesora Mandel, la editorial Espasa Calpe se puso en contacto con el autor del presente artículo para publicar la traducción al español que este había hecho de SAR. Después de alcanzar un acuerdo y a punto de firmar el contrato de traducción, la editorial informó de que la Hemingway Foreign Rights Trust no cedía los derechos para una nueva traducción de SAR al español. Desde entonces, esa traducción duerme en un cajón a la espera de que ese clásico de la literatura universal que es Ernest Hemingway se convierta en autor de dominio público. Eso será en 2031.


NOTAS

(1) Tomado de la Biblia de Navarra.

(2) Todos los resaltados en negrita son nuestros.

(3) Los otros nueve escritores eran Jack London, Theodore Dreiser, Sinclair Lewis, Upton Sinclair, Sherwood Anderson, Ludwig Lewisohn, John Dos Passos, Louis Bromfield y Claude McKay.

(4) El profesor Douglas LaPrade es probablemente el investigador que ha estudiado la recepción y la censura de Hemingway en España de manera más exhaustiva. Cualquier estudio sobre las traducciones al español de la producción literaria de Hemingway puede beneficiarse de la gran cantidad de datos que este autor aporta en varias de sus obras (LaPrade, 1911, 1992, 2005, 2007, 2011).

(1) El hijo primogénito de Hemingway tenía, además del nombre de la primera esposa del escritor, el del torero Nicanor Villalta (1897-1980), quien había entusiasmado a Hemingway cuando este lo vio torear en Pamplona en 1923 (Baker, 1969: 151).


BIBLIOGRAFÍA

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